Nunca me encontré demasiado a gusto en los colegios, no me metía en líos ni cosas de esas, simplemente no encajaba. Realmente hasta que empecé bachillerato no me encontré a gusto en un sitio, y aunque tardara, la cosa no ha hecho más que mejorar de forma exponencial desde entonces.
Ayer tuve el placer de hablar con una compañera con la que no coincidía desde hacía ya demasiado tiempo, aunque tuvo que ser por mensajería instantánea. Lo cierto es que es una de las pocas personas que conocí en aquella época y de las que sigo siendo amigo y deseándole lo mejor. Aunque sinceramente, no le hace falta desearle nada, sabe lo que quiere y se lanza a por ello, determinación e inteligencia, buena combinación para una buena persona.
Tuvimos tiempo de ponernos un poco al día, de recordar viejos tiempos y demostrarnos que ambos pensamos en el otro con una mezcla de felicidad, añoranza e ilusión. ¡Aun no puedo creer que te acuerdes de la poesía que recité en clase!
El caso es que me hizo pensar, hace pocos años nunca habría dicho que hoy estaría donde estoy… y tampoco habría aventurado que ella sería una incipiente profesional que empieza a hacer incursiones en radio y televisión, viviendo, como muchos de nosotros, entre clases, conferencias y apurados horarios de comida.
¡Ánimo nena! Que tus alas batan más deprisa que los huracanes de quienes se ven por ti superados.
Contigo y conmigo ya somos dos inadaptados sociales de colegio. Aunque me parece que hay más, así que no te preocupes demasiado ;-)