La amarga distancia

Impregnada está la estancia,
de una insípida substancia,
tan presente como ausente,
tan nociva y necesaria.

Tras los muros de mi mente,
sobre mi pende una espada,
forjada en mi corazón,
empuñada por mi amada.

Hastiado corazón,
bombeas sangre por mis venas,
que rezuman el dolor,
de un amor sin tu presencia.

Dio al Mar su luz la Luna,
dio el viento, camino a este lamento,
tal vez den tus ojos, lectura a estos versos,
pero no podrán mis labios, darte besos.

Llegó a mi ventana,
la dulce madrugada;
a ella entregaré mis besos,
pues a vos… no puedo.

Publicada el
Categorizado como poesia

Por Carballude

Me llamo Pablo Carballude González, soy graduado en computación con master en HCI y Seguridad Informática. Actualmente trabajo para Amazon en Seattle como Software Developer Engineer. Soy de esas personas que no saben si los textos autobiográficos deben ser en primera o tercera persona. Lo intenté en segunda, pero no le entendí nada :P

2 comentarios

  1. Dime la verdad, ¿tú no eres de este planeta, a que sí? Porque para ser un paisano, me resultas… diferente ;-)

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *